enero, 2017La estatal Corporación China de Inversiones prometió regresar para desembarcar en Uruguay
Por Blasina y Asociados, especial para El Observador
El jueves 19 de enero pasado una delegación de la estatal Corporación China de Inversiones realizó una visita relámpago a Uruguay con la promesa de volver para avanzar en posibles desembarcos en empresas ligadas a la producción de alimentos.
El encuentro con gremiales exportadoras y empresas se dio cuando el potencial tratado de libre comercio entre ambos países pareció retroceder varios casilleros luego que el propio gobierno uruguayo dijera que Beijing no quiere avanzar si el acuerdo no cuenta con la aprobación de Brasil.
También coincidió con la publicación de los datos del Producto Interno Bruto (PIB) chino –crecimiento de 6,7% en 2016– y de medidas para atraer más inversión externa y, a su vez, redirigir las propias colocaciones del gigante asiático en el mundo.
Una tercera coincidencia es que la visita fue el día previo a que Donald Trump asumiera como presidente estadounidense con el mundo expectante por los potenciales impactos de una guerra fría económica que tomará temperatura.
Una delegación de la Corporación China de Inversiones se entrevistó ese día con representantes de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU), así como con empresarios ligados a la industria frigorífica y de producción y exportación de granos. La secretaria ejecutiva de la UEU, Teresa Aishemberg, dijo al programa Tiempo de Cambio de radio Rural que los representantes chinos manifestaron interés "de alianzas estratégicas" con empresas que procesen alimentos para atender la creciente demanda de su país.
En el encuentro los representantes de la corporación hicieron hincapié en el interés en adquirir directamente alimentos procesados y no la materia prima.
Por lo conversado una opción sería la de adquirir participación minoritaria en empresas instaladas en Uruguay para "asegurase" el mercado, esto es, la oferta. En principio, se acordó que haya dos encuentros al año. Para Aishemberg, este tipo de operaciones puede ser una forma de relacionarse con China, alternativa a la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC).
La semana pasada el ministro de Economía, Danilo Astori, confirmó en una entrevista con Búsqueda que representantes chinos comunicaron al gobierno que no avanzarían en un TLC en la medida que exista oposición desde Brasil, aunque no significa que esta vía esté cerrada.
Grupos chinos como Foresun Group ya han desembarcado en Uruguay. En 2015 cerraron la compra del Frigorífico Rosario mientras se espera que este año se cierren las negociones para quedarse con Lorsinal SA para ampliar la presencia en la cadena cárnica local.
En el sector de producción y exportación de granos ya están presentes no por una compra directa en el país sino porque la estatal Cofco se quedó con Nidera y con la unidad de alimentos de Noble Group (que ahora se llama CofcoAgri), ambas presentes en Uruguay.
China es el principal comprador de los tres principales productos de exportación de Uruguay: carne vacuna, soja, pulpa de celulosa. Mientras, se aguarda por una mejora en la colocación de productos lácteos y en afianzarse en mercados recientemente abiertos como cítricos, arroz o cereales.
Nuevo modelo de expansión
China viene en plena transición de una economía basada en la exportación a bajo costo a una que se sustenta en el crecimiento del consumo. Y con más personas que mejoran sus ingresos no solamente puede depender de las importaciones de alimentos, sino que también debe asegurar la oferta en origen.
El uso intensivo de la tierra restringe la capacidad de aumentar su producción a la par de la demanda en una muy amplia gama de materias primas y alimentos.
En 2016, la economía china creció 6,7% alineada con las previsiones de los analistas. Es la menor tasa de expansión en 26 años, con dudas en el mercado sobre el alto stock de créditos y de inversiones inmobiliarias.
A pesar de ello, hay datos a observar y que sostienen la idea de una demanda sostenida y del nuevo modelo de crecimiento del gigante asiático. El año pasado el consumo interno contribuyó con el 64,6% de la expansión del PIB frente al 42% de 10 años atrás.
Más inversión, más consumo
Las autoridades en Beijing saben que necesitan más recursos para sostener el crecimiento de la economía, impulsando sectores de mayor valor agregado y nivel de capacitación, lo que llevará a un aumento de personas de más alto nivel de ingresos y consumo.
A comienzos de año, el Ministerio de Comercio chino anunció que levantará restricciones a la inversión extranjera en sectores especialmente vinculados a los servicios –bancos, seguros, fondos mutuos–, aunque también a la industria y la minería. Según los datos oficiales, entre enero y noviembre de 2016 la inversión extranjera directa (IED) creció 3,8%, respecto a igual período del año anterior. En el sector servicios, la expansión fue de 8% concentrando cerca de 70% del incremento global de la IED.
China no solamente quiere recibir inversión extranjera sino que es un gran jugador en sí mismo, en amplios sectores a lo largo del mundo. En los primeros 11 meses de 2016, la inversión china en el exterior –excluyendo activos financieros– llegó a US$ 161.700 millones. Superó así, la inversión extranjera que recibe desde el resto del mundo, convirtiéndose en un exportador neto de capitales.
También a comienzos de año la Comisión de Administración y Supervisión de Activos Estatales anunció que regulará las inversiones de las empresas públicas en el exterior. Si bien no hay detalles del plan, un informe de China Daily señaló que se quiere controlar o limitar las inversiones en industrias contaminantes o vulnerables a la fluctuación de precios, como el petróleo, la minería o el sector inmobiliario.
En cambio, se estimularán las inversiones en el exterior asociadas a infraestructura –como trenes y construcción de carreteras–, así como a energías limpias.
Crecen los nacimientos
El año pasado las autoridades chinas flexibilizaron el modelo de un hijo por familia y 2016 terminó con un incremento de casi 8% en el número de nacimientos, según las estadísticas preliminares.
La Comisión Nacional de Salud y Planificación Familiar informó esta semana que 17,86 millones de niños nacieron el año pasado, un aumento de 1,31 millones respecto a 2015. Cerca de la mitad de los nacimientos se dieron en familias que ya tenían un hijo, informaron las autoridades.
En 1979, el gobierno chino implantó la política de un hijo por familia para controlar el crecimiento de la población, imponiendo penas a los que infringieran las normas y facilitando el aborto. En los años anteriores se habían dado flexibilizaciones parciales permitiendo, por ejemplo, tener un segundo hijo en zonas rurales si el primero era mujer.
Radiografía de la producción
El año pasado la producción china de carne vacuna llegó al mayor nivel en 10 años, aunque a costa de una liquidación en el rodeo de ganado lechero. El Consejo Nacional de Estadísticas chino reportó que en 2016 la producción de carne vacuna aumentó 2,4% hasta 7,2 millones de toneladas, mientras la de cerdo descendió 3,4% hasta 52,99 millones de toneladas, el menor volumen desde el año 2011.
El descenso en el número de cerdos impulsó los precios y también generó un fuerte rebote en las importaciones. Los analistas destacaron dos factores en el incremento en la producción de carne vacuna en 2016. En primer lugar, los bajos precios de la leche llevaron a los productores a mandar más vacas a faena. De esa manera, conservaron solamente los animales más productivos aprovechando la demanda por carne vacuna.
A eso se sumó la sequía en Mongolia Interior –una de las principales regiones productoras de carne vacuna–, lo que obligó a un incremento de la faena, según dijo a Reuters la analista senior de Rabobank, Pan Chenjun. "Eso indicaría que la producción caería este año", agregó la analista. En tanto, la producción de carne ovina avanzó 4,2% hasta 4,59 millones de toneladas, también logrando un máximo en al menos 10 años. A las condiciones secas en algunas regiones productoras se sumaron los bajos precios que impulsaron la faena.